Desde hace mucho te esperaba… llegaste y no dude en lanzarme al vacío, sin temor, sin tapujos, sin caretas, ni recuerdos. Te conté mi verdad, desvele mis más oscuros secretos, tratándo de que todo fuera limpio y diáfano. Quise llenar mi alma con tu sonrisa, con nuestras locuras y pasión. Y resultó!!
Viví un tiempo hermoso, lleno de felicidad, creyendo que el cielo había respondido a mis plegarias… hasta que nos alcanzó el pasado y todo se transformó en pesadilla… ya no había un tú y yo, no había nosotros… sólo quedó la soledad de mi cama gigante, tu perfume rondando mi lugar, miles de “te quiero” atrapados en mi garganta. Sin siquiera la esperanza de un quizás.
Lloré… lloré por lo injusto que pensaba que había sido todo, porque otra vez había entregado en mano el corazón, sólo para ser rechazada nuevamente. Lloré hasta que las lágrimas limpiaron el cristal de mi alma.
Hoy, veo las cosas con claridad, me queda la gratitud de saber que aún puedo sentir, que mi amor es eterno, que mi corazón roto, tiene la posibilidad de repararse, que aún en las peores condiciones aún sabe amar, que a pesar de todo no he aprendido a odiar.
Creo que sólo me resta decir, “Se muy feliz amor mío de mi…”