Mientras estoy en la que solía
ser nuestra cama, el viento arrecia fuera de la ventana, su sonido hace que
levante la vista de ese, que solía ser tu libro favorito. El solo momento, hace
que comience a pensar en la última vez que te vi y el recuerdo de tus ojos va
quemando desde el corazón a la garganta, para salir en forma de lágrimas. Quisiera
tanto verlos en este instante, quisiera tus brazos alrededor de mi cintura, acurrucándome
junto a ti, y así no sentir este vacío gigante que dejaste aquí, en mi mundo.
Cada día trato de seguir adelante,
de decirme que no volverás y que debo olvidarte, mi mente está consciente de ello,
sin embargo, los fantasmas de las promesas hechas, me penan, me alientan a
esperar un tal vez, un quizás.
