La lluvia arrecia, pero no cae en forma de gotas. La soledad me invade y siento que fuiste sol en las tardes frías, cuando me contenías en tus brazos y la magia se abría paso entre las nubes haciendo salir el calor que contenía mi alma. Enredada en tus abrazos, me perdí, perdí todo camino que alguna vez pude buscar, sólo quería tu hombro, sólo buscaba tu aroma, tu suavidad, tu locura.
Pero hoy, siento que ese calor ya no existe. Sé que no volverá, aunque tú lo hagas, algo se rompió y no te puedo asegurar si fue lo que sentía por ti o fue otra cosa en mí. Ya no soy la que conocías y creo que es lo mejor. Seremos extraños.
Me pongo frente al espejo y veo a una persona diferente a la que fui hace tiempo atrás. Ya no volveré, lo dije una vez, no hay caminos que lleven al pasado.
Pero hoy, siento que ese calor ya no existe. Sé que no volverá, aunque tú lo hagas, algo se rompió y no te puedo asegurar si fue lo que sentía por ti o fue otra cosa en mí. Ya no soy la que conocías y creo que es lo mejor. Seremos extraños.
Me pongo frente al espejo y veo a una persona diferente a la que fui hace tiempo atrás. Ya no volveré, lo dije una vez, no hay caminos que lleven al pasado.