Eran cerca de las 18:30 horas cuando llegamos al “Arena Santiago”, parada en la fila de más de dos cuadras de largo, maldije una y otra vez, al sol inclemente que brillaba sobre nuestras cabezas… y es que como muchos saben, lucho incesantemente por mantener mi “blanco-leche”. La fila parecía ser interminable y no avanzar en lo más mínimo… mientras vendedores ambulantes, iban y venían, promocionando sus productos “SHapitas, estuShes y CHintillos” eran los más abundantes.
La fila comenzó a avanzar, los nervios me comían… mi colon reclamaba por tranquilidad… llegamos al fin al primer control, donde nos revisaron de pies a cabeza en busca de “materiales peligrosos”. En esta búsqueda la primera guardia, halló la cadena decorativa de mi pantalón, la que fue arrancada de un tirón... además debería dejar mi cinturón de tachas… “Nooooo”, fue todo lo que pensé… así que desesperadamente, puse mi mejor cara de “Gatito con Botas” y murmuré en un tono lastimero “es que me lo regaló mi papá”… tocando la fibra sensible de la “gorila”, me dejó quedarme con él…
Corrimos a través de los alrededores del recinto, buscando la entrada de la “Cancha Preferencial”, cuando llegamos al lugar indicado, había ya una aglomeración de gente sedienta… tanto de agua, como de música… faltaban aún dos horas y este era solo el comienzo de una experiencia inolvidable.
Nervios, calor, ansiedad, olores y ruidos varios, deseos locos de fumar, peleas por los puestos, gritos, silbidos y más de algún desmayo… hacían de este ambiente un atentado contra la tranquilidad…
Eran las 20:55 horas, de fondo se escuchaba “Fifth Period” de “Leathermouth”… yo casi gritaba de la emoción, se apagó la música, se apagaron las luces… apareció Bob (el baterista), Mickey (el bajista), Ray (el guitarrista), comenzaron los primeros acordes de “This is How I Dissapear” y por último hizo su entrada en escena, Gerard (el vocalista)… gritó “Go!”… y la canción tomó sentido… porque por poco desaparezco en el mar de gente que se movía, pateaba, gritaba, escupía y cantaba, como si el mundo se fuera a acabar y no hubieran más humanos que ellos en el lugar… mis manos ocupadas con la cámara y mi celular, no me dejaban agarrarme a nada… ni nadie… era mecida por la ola, cual si fuera una muñeca de trapo…
Dio término la primera canción… Gerard dijo unas cuantas palabras en un champurreado español y comenzó a cantar “Dead!”… ni que fuera profético el orden… casi me muero… comenzó de nuevo la ola… esta vez con más furor (si es que era posible)… increíblemente, parecía que todas las desmayadas iban a dar donde nos encontrábamos… las tomábamos y conducíamos hacía afuera, empujándolas lo más fuerte posible… aún recuerdo la desesperación de una de ellas, que entre llantos decía “no me quiero morir”… de pronto… una avalancha de gente, cayendo cual piezas de dominó, se acercaba a nosotras… reaccionando rápido logramos que no nos cayera encima… ayudamos a las “caídas en batalla”, mientras tratábamos en vano de ver el concierto…
La tercera canción fue “I’m not Ok”, si me hubiera visto en un espejo, lo más probable es que hubiera movido la cabeza afirmativamente. Y es que en el movimiento de gente, mi pelo había escapado a todos lados, dejándome cual “Sayayín” transformado… mi polera ya no tenía orden y mis pies estaban tan pisoteados como si les hubiera pasado una aplanadora por encima… a mi compañera, casi le habían volado un zapato y unos cuantos pedazos de piel…
Luego de este período, todo se tornó más calmo, dejándonos aire para poder respirar, escuchar y disfrutar de este, nuestro grupo favorito…
Grité, lloré, salté, canté con todas mis fuerzas cada una de las canciones, reí a carcajadas con las palabras del español prehistórico de Gerard… entre sus gritos de “Mannos”, “Hermanos y Hermanas”, “Grracias” y “Santiago de Chiiile”… las risas eran ineludibles… sin contar sus innumerables “motherfuckers”… que recibían más de alguna respuesta…
Eran las 22:35 horas y “My Chemical Romance” tocaba la canción “Helena”, estaba por terminar el concierto y mis ojos brillaban, mi corazón latía a mil por hora… salimos sin mayor problema del lugar… el ambiente ya era calmo, y la gente salía con la cara sonriente y relativa tranquilidad… lamentablemente, mi garganta no aguantó mucho… la polera mojada, el viento helado y los gritos desaforados del concierto, tuvieron como resultado un molesto romadizo que molesta, como si tuviera vida…
Es la madrugada del lunes, son alrededor de las 5 de la mañana y recién creo que he llegado a un estado en que es posible que pueda conciliar el sueño y es que este fue “El Mejor Día de Todos”