Día a día, hora a hora, minuto a minuto… cada uno de nosotros hace diversas elecciones… decisiones que abarcan el amplio espectro desde lo vano, inútil o definitivamente superfluo, hasta aquellas que pueden marcar tu vida de una manera absoluta… haciéndote increíblemente feliz por un tiempo indeterminado, tanto como pueden dejarte sumida en el más profundo de los pozos… ahogándote minuto a minuto, sintiendo que aquel paso dado, aquella palabra dicha, movimiento realizado, tal vez pudo ser evitado, tal vez pudo ser de otra manera… buscando millones de “tal vez si…"
Pero no fue así… los hechos, hechos son… no tenemos la habilidad de volver en el tiempo… no podemos cambiar lo pasado, solo podemos pensar en una forma lo suficientemente digna de sobrellevar el futuro… de salir airosos de aquello que se nos avecina, que se cierne sobre nuestras cabezas, cual Espada pende sobre Damocles, solo sujeta por una crín… un hecho... un movimiento...
Mil veces he pensado que soy cobarde… una cobarde llorona… a quien las lágrimas ahogan cada vez que comete un error… otras tantas me he preguntado el porque de este comportamiento... el porque de tantas lágrimas derramadas, que dejan su huella profunda… no en la piel… sino en el alma… ese espacio donde cada herida parece no sanar… donde cada emoción es magnificada cientos de veces… tanto el gozo como la pena misma…
Cada acción tiene una consecuencia… ese es un hecho… esperemos que el desenlace de este cuento, sea al fin, una tranquilidad más que una pena…
Por ahora… solo queda esperar…
Pero no fue así… los hechos, hechos son… no tenemos la habilidad de volver en el tiempo… no podemos cambiar lo pasado, solo podemos pensar en una forma lo suficientemente digna de sobrellevar el futuro… de salir airosos de aquello que se nos avecina, que se cierne sobre nuestras cabezas, cual Espada pende sobre Damocles, solo sujeta por una crín… un hecho... un movimiento...
Mil veces he pensado que soy cobarde… una cobarde llorona… a quien las lágrimas ahogan cada vez que comete un error… otras tantas me he preguntado el porque de este comportamiento... el porque de tantas lágrimas derramadas, que dejan su huella profunda… no en la piel… sino en el alma… ese espacio donde cada herida parece no sanar… donde cada emoción es magnificada cientos de veces… tanto el gozo como la pena misma…
Cada acción tiene una consecuencia… ese es un hecho… esperemos que el desenlace de este cuento, sea al fin, una tranquilidad más que una pena…
Por ahora… solo queda esperar…